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«Estamos sentando las bases para abordar un cambio de modelo más profundo»

  • Suplemento de medio ambiente de El Norte de Castilla del 27 de diciembre de 2017

«Estamos intentando sen­tar las bases para un cambio de rumbo». Son palabras de María Sánchez, concejala de Medio Am­biente y Sostenibilidad del Ayun­tamiento de Valladolid, quien se muestra ilusionada con todos los retos que tiene por delante su con­cejalía en 2018 después de afron­tar la municipalización del servi­cio del agua, «un proyecto que se ha convertido en pionero en Es­paña».

-¿Qué retos afrontan de cara al pró­ximo año?

-Después de dos años y medio de legislatura, ahora toca rematar las cuestiones que están en marcha, y que se están desarrollando, e ini­ciar alguna nueva antes de que ter­mine el mandato. Ha sido un tiem­po intenso después del cambio de Gobierno de 20 años del PP, y aho­ra hemos intentado sentar las ba­ses para un cambio de rumbo. Bá­sicamente, nos hemos centrado en la municipalización del servicio del agua, un proceso que ahora mismo es pionero en España y que muchos otros ayuntamientos es­tán observando para la recupera­ción de esa gestión. Cuando te planteas recuperar un servicio tan grande como es el Ciclo Integral del Agua en Valladolid, que abas­tece a 300.000 personas y sanea también aguas residuales del al­foz, eres consciente de que estás ante un proceso complejo, y más cuando la legislación estatal pone un corsé muy apretado a las ad­ministraciones locales para la mu­nicipalización y pone una alfom­bra roja a las privatizaciones. Creo que ésta ha sido una de las señas de identidad de este mandato y que el año próximo comenzará a dar frutos. En estos momentos, hemos aprobado 1,8 millones para la red de agua porque vimos que, en los últimos años, había muchí­simas averías porque la red es an­tigua. Por eso, uno de los proyec­tos es invertir y establecer tarifas sociales para personas con bajos recursos, algo que se aprobará en 2018.

-Otro de los retos es invertir en ma­teria de parques y jardines…

-Sí, porque son servicios esencia­les en la ciudad, muy bonitos, pero que representan un reto importan­te para gestionar. Nos hemos pro­puesto seguir inviniendo en nue­va maquinaria para camiones, que son muy antiguos y hay que ir re­poniéndolos; también en material para que los trabajadores tengan mejores dotaciones, e introducir mecanismos de innovación como sistemas de pesaje en los conte­nedores para optimizar las rutas a través de GPS. Esto verá sus fru­tos en seis meses. A su vez, acome­teremos la renovación de contene­dores, algo tan básico pero que forma parte del mobiliario urbano -en dos años y medio hemos renova­do el 25% de los contenedores-.

-También quieren afrontar la reno­vación de los mercados municipa­les… ¿Salud y consumo?

-Sí, la verdad es que salud y con­sumo son servicios que muchas veces no se ven y la verdad es que cuando entré en la concejalía me asombré con todo el trabajo que tenemos por delante. Dentro de ese área, se encuentran los mer­cados municipales, que siempre han tenido una función de abas­tecimiento de la población, de ser­vicio público, pero el papel que tienen ahora es residual. Las ad­ministraciones públicas tenemos que fomentar que la gente entien­da las ventajas de estos mercados, un comercio de proximidad, que tienen productos de mayor cali­dad… En este sentido, tenemos el Mercado del Val, que se conso­lidará en 2018, pero también hay otros en los que estamos realizan­do inversiones: el mercado de De­licias, que funciona muy bien porque la gente del barrio compra allí, en el que pretendemos llenar los puestos vacantes, pero la gente del barrio compra allí, y el de Rondilla, en el que acometeremos obras el próximo año para renovarlo. También estamos viendo cómo consolidar la Marquesina de la Pla­za España como mercado de ver­dura y frutas porque, aparte del servicio que hace a la ciudad, dinamiza el centro, una de las zonas más deprimidas por haberse ido sedes oficiales a la periferia. Que­remos, a su vez, que en esos mer­cados no solo compre la gente ma­yor, sino que los jóvenes se ani­men y los conozcan.

-Durante todo el año, pero espe­cialmente en estas fechas, están preocupados por el abandono ani­mal…

-Precisamente, otro reto está re­lacionado con las cuestiones de protección animal. Tenemos el Centro Canino Municipal, en el que haremos más inversiones el año que viene. Con la ayuda de las protectoras de animales, queremos concienciar a la gente de que una mascota no es un jugue­te. Hay muchos abandonos a lo largo del año, especialmente por estas fechas; estamos trabajando estas cuestiones que no dejan de ser educación y ética social.

-¿En qué consiste la Estrategia Agroalimentaria Local?

-Podríamos decir que tiene tres patas: la UVa, la Fundación En­tretantos y el Ayuntamiento de Va­lladolid. A través de un grupo mo­tor estamos haciendo un diagnós­tico sobre cómo come Valladolid. Sobre ese diagnóstico vamos a in­tentar hacer un cambio de mode­lo de consumo en nuestra ciudad. Para ello, necesitamos cómplices, y estos son los municipios del en­torno, por eso tenemos una reu­nión con sus representantes a fi­nales de año para explicarles la es­trategia y decirles que, si hay tie­rras en desuso, por qué no van a ser cultivadas. Creemos que esta iniciativa creará empleo y podría autoabastecernos con productos que proceden de aquí al lado.

-¿Continuarán con las campañas de educación ambiental?

-Sí, porque creo que son muy im­portantes para concienciarnos des­de pequeños. Si la calidad me­dioambiental es mala, por qué no hacemos cosas, por qué una ad­ministración pública, aunque sean medidas impopulares y difíciles de tomar, no vamos a atrevernos a hacer algo por el bien de la sa­lud pública… Si dentro de unos años se van tomando medidas de este tipo, de pacificación del trá­fico en las ciudades, del fomento del transporte público, del uso de las bicicletas o de ir andando por la ciudad, habrá menos polución y ganaremos en salud y calidad de vida. Son procesos lentos. Tengo una concejalía que es muy intere­sante, que se ha marcado retos im­portantes en este mandato, pero que tiene políticas a medio y lar­go plazo. Estamos sentando las ba­ses, y atando muchas cuestiones que hemos puesto en marcha, para ese cambio de modelo que tiene que ser más profundo.

-Saben que algunas medidas pue­den despertar críticas…

-Claro, por eso primero hay que explicarlas. Cuando implantamos el plan, pensamos que la gente iba a tener más reticencias y tuvimos mucho cuidado en las medidas a tomar. Cuando vemos que las con­diciones meteorológicas son pro­clives a que cambie la situación, el plan contempla distintos esce­narios… Entonces, vamos toman­do las medidas por escalas, pero cuando vemos que hay muchos días de contaminación tenemos que cortar; si ofrecemos buena in­formación y con antelación, la gen­te lo lleva mejor. Las quejas exis­ten pero no nos cansamos de dar las gracias a la colaboración ciu­dadana porque su compartimien­to está siendo ejemplar, aunque algunos sectores plantean sus pro­puestas y tenemos procesos de diá­logo, pero la gente ha estado a la altura de las circunstancias.

-¿Es Valladolid una ciudad limpia?

-Sí, siempre se ha considerado una ciudad limpia, también incluso por las personas que nos visitan. Es cierto que en los últimos seis años por los recortes y, sobre todo, por la tasa de reposición, que no per­mite reponer las plazas de perso­nal que se jubila, hay menos gen­te trabajando, por eso estamos rea­lizando tanto esfuerzo. Además, en noviembre renovamos el sello de calidad de limpieza.