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María Sánchez: «La historia de FASA es la de sus trabajadores y trabajadoras»

  • Intervención de María Sánchez en el Pleno sobre la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad a Renault y el nombramiento como hijo predilecto de la Ciudad a José Vicente de los Mozos

La estrechísima relación de FASA-Renault con nuestra ciudad es más que evidente. La mayoría tenemos familiares que trabajan o han trabajado allí, y quien no, alguna amiga o un vecino. Y si no es en FASA, será en alguna de las empresas auxiliares. Su puesta en marcha tuvo que ver con el desarrollo de algunos de los barrios obreros más emblemáticos de nuestra ciudad y con el exponencial crecimiento demográfico de la segunda mitad del siglo XX. Todo ello es incuestionable, qué duda cabe.

Pero, como dijimos en el pleno extraordinario de ayer, nuestro grupo no es particularmente favorable a este tipo de distinciones a personas concretas, y las excepciones han de estar muy justificadas. La historia de FASA es, sin duda, la de sus directivos, pero en mayor medida la de los miles de trabajadores y trabajadoras que por allí han pasado. Y es la de sus logros y la de los proyectos de vida que se han podido materializar gracias al jornal recibido, pero también la de los conflictos laborales y las luchas obreras. Sin ir más lejos, Tomás Rodríguez Bolaños, ex alcalde y desde ayer hijo predilecto de esta ciudad, fue despedido de la factoría por participar como sindicalista en las huelgas de 1974 y 1975 y solo fue readmitido cuando la empresa se vio obligada por la amnistía laboral de 1977.

No pretendemos con ello empañar la imagen de Renault ni de sus directivos, sino constatar que cualquier empresa es un lugar donde se desarrolla el lógico conflicto de intereses entre quienes la dirigen y quienes trabajan para ella. Poner el foco exclusivamente en la propiedad o la dirección de la empresa es una visión demasiado simple y muy poco justa de la economía. Si me lo permiten, lo explicaré con una anécdota. La gente tiene muchísimo ingenio en redes sociales y hay un tweet que circula por ahí que dice algo así como “Me voy a dormir, que el empresario es quien genera la riqueza, pero por algún motivo me necesita allí bien temprano.” Así es la cosa: sin duda Valladolid le debe mucho a FASA – Renault, pero tanto o más le debe la empresa a las miles de personas que allí han trabajado mañana, tarde y noche desde hace décadas. Si hay que hacer un reconocimiento, debería ser mucho más amplio.

Nuestro grupo no duda que el señor de los Mozos tuviera un papel esencial en la permanencia de la factoría en Valladolid. Pero si queremos actuar con justicia habrá que tener en cuenta otros factores que han sido decisivos para ello. Cuando estaba en vilo la continuidad de FASA, su plantilla ha aceptado importantes recortes en sus condiciones laborales. Y las administraciones públicas inyectaron dinero público abundante para evitar que se marcharan a lugares donde la producción salía más rentable, fundamentalmente por ofrecer mano de obra más barata.

Esa, y no otra, es la lógica del mercado, como ya hemos sufrido en los casos de Lauki y otras. Y no culpamos a las empresas por actuar según su naturaleza y sus objetivos, que en última instancia son maximizar sus beneficios. Pero sí creo que desde las instituciones públicas haremos mal en mirar solo desde su perspectiva y ver el mérito exclusivamente en la gestión empresarial, que sin duda puede reportar beneficios a una ciudad, pero también puede provocarle perjuicios. Como se suele decir, cuando FASA se resfría, toda la ciudad estornuda, y la excesiva dependencia de una sola empresa o un solo sector nos hace vulnerables a los vaivenes del mercado. Nuestra tarea debe centrarse más en trabajar por diversificar la economía y fortalecer el tejido local, que en agradecer a las grandes empresas su permanencia, como si fuera una tarea altruista. No pueden estar en desacuerdo con esta posición, por tanto: ¿Aceptarían que la medalla de oro fuera para los trabajadores y trabajadoras de la empresa a lo largo de toda su historia? Esperamos su respuesta.

No tenemos nada en contra del señor de los Mozos, ni de Renault, pero olvidar en este reconocimiento público a las miles y miles de personas y familias vallisoletanas que han entregado su vida, y en muchos casos su salud, trabajando en esa factoría, supondrá un agravio y una injusticia con el conjunto de la ciudad.