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«Sin nosotras, sin ellas, el mundo se para», artículo de María Sánchez

  • Artículo publicado el 6 de marzo de 2018 en El Norte de Castilla

Una taza de desayuno me recuerda el triste fallecimiento del gran Forges. En una de sus escenas típicas, el marido canturrea mientras se pone el delantal: “Hoy hago yo la cenaaa, ¿dónde está la cocina?”. Su ingenio nos recordaba a menudo que, aunque nos sabemos una sociedad más igualitaria que hace décadas, queda muchísimo por avanzar. Sí, hoy sería casi insólito oír que el lugar de las mujeres es la cocina, pero a la hora de la verdad sigue siendo territorio inexplorado por demasiados hombres.

Somos capaces de reírnos con el humor de Forges, pero más allá de la ironía sabemos que nos encontramos con un problema tan serio como para este 8 de marzo ir a la huelga. El feminismo incomoda porque nos obliga a repensarnos desde lo más profundo. Habla de una desigualdad estructural que se concreta y consolida desde lo cotidiano y, por tanto, todo el mundo se siente interpelado. Nadie se considera machista, porque no suele haber una decisión consciente de dejar a las mujeres en una posición subordinada. Sin embargo, un cúmulo de millones de pequeñas decisiones, gestos y actitudes lo provocan. Lo dicen las cifras: asumimos muchas más horas de tareas de casa y cuidado de personas dependientes, mayor tasa de temporalidad y trabajos a tiempo parcial y menos acceso a puestos de responsabilidad. Pero lo dice también nuestro día a día: cualquiera que analice de forma sincera su entorno familiar, laboral o de amistades, percibirá que las excepciones, que afortunadamente existen, son eso: excepciones.

El 8 de marzo es un día para hacer visible todo esto. Para sincerarnos y asumir como sociedad que tenemos un problema muy serio; es el primer paso para empezar a cambiar a un ritmo mucho más intenso. Será visible nuestra ausencia en los centros de trabajo, pero también se pondrán de manifiesto esas dobles y triples jornadas que muchas mujeres soportan. Nuestras madres y abuelas tienen menos y peores pensiones porque las tareas que asumieron casi en exclusividad no se han considerado trabajo. Pero sin ellas, el mundo se para.

Los grandes avances en derechos solo se han conseguido uniendo fuerzas, sumando. No se trata de si podemos parar un día, sino de si podemos seguir en estas condiciones toda la vida.

María Sánchez Esteban

Portavoz de Valladolid Toma La Palabra