Buscar

«Toca poner la mirada en grandes retos, en un programa más ambicioso en lo social, cultural y medioambiental»

  • Intervención de nuestra portavoz , María Sánchez, en el Debate del Estado de la Ciudad celebrado este martes

Es el momento señalado del año en el que respondemos y resumimos en apenas unos minutos la gestión y políticas que llevamos a cabo en el Ayuntamiento durante todo un año. Este martes ha tenido lugar el Debate del Estado de la Ciudad, donde debatimos con el resto de grupos los avances realizados. Y es que han sido muchos. Porque al final no se trata solo de los 365 últimos días, sino la gestión de toda la legislatura, que cumplió tres años el pasado 13 de junio.

Y es que son muchas las cosas que han cambiado. Nuevas escuelas infantiles, Plan de Empleo, presupuestos participativos, primera línea de AUVASA 100% eléctrica, un parque de vivienda social ampliado, el nuevo Centro Municipal de Igualdad, cercanía con colectivos y asociaciones nunca vistas en el Ayuntamiento… Siempre alejadas de acciones cortoplacistas que atraerían los focos. Porque lo importante no siempre es tan visible. Así ha sido la intervención de nuestra portavoz María Sánchez.

 

DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA CIUDAD

Buenos días:

Se han cumplido tres años de gobierno municipal y, como es lógico, llega un momento de evaluación, puesto que se afrontan los últimos meses de mandato. Los tiempos electorales obligan, pero a menudo casan mal con los tiempos de transformación de una ciudad. Ya que la mirada sobre la ciudad es una mirada en perspectiva, tanto por tomar la referencia del pasado reciente para evaluar la marcha de la ciudad, como por considerar que este puede y debe ser el primer mandato en el que comienza a dibujarse un nuevo proyecto de ciudad.

Trabajamos pensando en los tiempos de la ciudad, y no en los tiempos de las elecciones y las formaciones políticas. Porque si lo hiciéramos de esa otra manera nos veríamos obligados a primar acciones cortoplacistas y de relumbrón, y muchos de los retos que aborda nuestra ciudad son cuestiones que vienen de lejos y que, por mucho acierto que tengamos y mucho esfuerzo que pongamos, tardarán en solucionarse. Por eso para abordar este debate me acordaba de la frase de Galeano, que decía que “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. Es decir, que no se trata solo de mirar cómo está Valladolid, sino también hacia dónde está cambiando. Citaré algunos de esos grandes retos para la ciudad. En primer lugar, Valladolid tiene un problema importante de desequilibrio entre barrios, que no es más que un reflejo de la desigualdad social. El Norte de Castilla ilustraba el otro día las grandes diferencias de renta entre unas zonas y otras de la ciudad. Las causas de esa desigualdad no se limitan a lo que puede abordarse desde el ámbito municipal, pero hay trabajo que se puede realizar. En segundo lugar, Valladolid lleva desde los años 80 con la población estancada o en retroceso, y con una fuerte tendencia al envejecimiento. De nuevo es algo que va más allá de lo local, pero que nos preocupa. Y una de las causas está en lo que citaría como tercer gran reto: Valladolid sigue dependiendo en exceso del sector de la automoción para el empleo. Por cierto, otra vez se cierne la amenaza de pérdida de puestos de trabajo y otra vez toca movilizarse frente a ello. Y, por último, hay retos globales en los que tenemos que poner nuestra parte: por fin ha entrado en la agenda con fuerza la igualdad entre hombres y mujeres, y del mismo modo el otro gran reto del siglo XXI es el medioambiental, con objetivos cada vez más ambiciosos porque la situación es cada vez más preocupante.

¿Estamos haciendo lo suficiente desde Valladolid para abordar esos retos, los más locales y los de carácter más global? Lo cierto es que estamos lejos de lo que sería necesario. Pero, ¿estamos al menos caminando en la buena dirección? Y yo ahí sí considero que en este mandato se está produciendo en punto de inflexión, un cambio de rumbo en la dirección adecuada.

No pretendo hacer aquí un balance exhaustivo, sino más bien destacar algunos ejemplos que en nuestra opinión son un indicador del cambio de prioridades en relación con esos retos generales y del establecimiento de unas bases para un modelo de ciudad mejor a medio y largo plazo. Muchas de ellas puede que hayan pasado desapercibidas para la mayoría de la población, no son de esos temas que recurrentemente centran la atención mediática, pero tienen tanta o más importancia.

Por ejemplo: en este mandato se han aprovechado las instalaciones de colegios para abrir nuevas escuelas infantiles municipales en Pilarica y Barrio España, y pronto también en Delicias y Rondilla. Muy probablemente casi nadie de Parquesol o de La Victoria lo sepa, o incluso personas que vivan en esos barrios y no tengan hijas o nietos ni se habrán enterado. Pero para mí una ciudad que aprovecha sus propios recursos para avanzar hacia la universalidad de la educación de 0 a 3 años es una ciudad mucho mejor. Igualmente, la mayoría de la población de esta ciudad ni siquiera sabrá que existe un programa de educación de personas adultas. Pero me parece tan importante que este gobierno lo haya salvado, y es que es muy importante para muchas personas, particularmente mayores, tener esa oportunidad.

Que exista por fin un Plan de Empleo digno de ese nombre ha permitido que 1.900 personas hayan encontrado trabajo, la mayoría con contrato indefinido y a tiempo completo, y yo creo que eso es lo que la ciudadanía espera de su ayuntamiento en tiempos de tantas dificultades en lo laboral.

Que Valladolid tenga la primera línea de autobuses completamente eléctrica probablemente importe poco a la mayoría de quienes simplemente necesitan llegar cuanto antes a su destino. Pero creo que es enormemente importante y nos sitúa a la vanguardia entre las ciudades que se toman en serio los retos medioambientales.

Que se haya multiplicado el parque de vivienda pública para destinarlo a alquiler social es otra cosa que no da para grandes inauguraciones, pero hay familias en situaciones de necesidad que con ello han visto  mejorar su vida de forma muy notable.

Probablemente tampoco se conozca suficiente la existencia de un nuevo Centro Municipal de Igualdad, pero en un momento en el que la sociedad, afortunadamente, se muestra tan preocupada por la igualdad, creo que un Ayuntamiento acierta si camina en la misma dirección. Igual que los presupuestos participativos. Tampoco son un gran proyecto que pueda vender el gobierno, pero porque su vocación es la contraria: dar la voz a las vecinas y vecinos para que presenten sus pequeños pero importantes proyectos y decidan en común cuáles se llevan a cabo.

Todos estos ejemplos, y otros muchos que podría poner, hablan de la ciudad que Valladolid quiere ser en el futuro. Una ciudad más social, más igualitaria, más comprometida con la sostenibilidad, más participativa. Y, desde luego, son cosas que nadie esperaba que pudieran llegar de la mano del anterior gobierno.

El Partido Popular afirmaba la semana pasada que este es el gobierno “más incumplidor de la historia” porque, en su opinión, no hemos completado “grandes proyectos”. Lo que olvidan, claro, es que jamás estuvo en nuestros planes ni en nuestros compromisos sacar adelante grandes proyectos como tal. Todo lo contrario, siempre hemos dicho que particularmente en tiempos de escasez, hay que huir de los proyectos fastuosos y hacer una política más a pequeña escala, que se preocupe por lo urgente, por lo necesario, que no siempre es lo más vistoso.

Aún así, si cuestiones como las que antes he mencionado pueden parecer menores, si quieren, podemos hablar de lo grande. De los proyectos de gran calado que van a marcar el futuro de Valladolid y que se están empezando a poner en marcha. La mayoría aún iniciando su recorrido, pero es que no tenemos ninguna prisa: si hace tres años el PP se quedó lejos de la mayoría absoluta, dentro de un año lo estarán más todavía. Pero hay hitos fundamentales en pasos que ya se han dado o están a punto de darse que marcarán, y mucho, el futuro de Valladolid.

Por ejemplo, este mandato está siendo el del salto cualitativo en lacoordinación con el alfoz. Tras años y años en los que nos quedamos en las declaraciones de intenciones, damos pasos hacia un transporte metropolitano compartido, tenemos ya la ordenanza del taxi, o el convenio para la depuración de aguas que satisface a todas las partes y además pasaremos de una mera asociación voluntaria a una Mancomunidad de Interés General, una entidad con personalidad jurídica propia y que deberá diseñar una cartera de servicios para más de 400.000 personas. Valladolid ha abandonado la senda de la confrontación con los municipios de su entorno y ha demostrado capacidad de liderar un proceso poniéndose de acuerdo con alcaldías de todos los colores políticos y con la Junta de Castilla y León.

Este mandato será también el del inicio de la integración ferroviaria. Hemos pasado décadas sin solución para los barrios del entorno de la vía, y escuchando promesas en torno al soterramiento que jamás se concretaron en nada. Perdón, sí se concretaron en algo, algo que la ciudadanía de Valladolid desconocía. En una gigantesca deuda de 400 millones de euros, de la que el Ayuntamiento asumió su parte a través de documentos que se ocultaron a este Pleno. Se estaba hipotecando el futuro de la ciudad a cambio de nada, de ninguna mejora para esos barrios. Este gobierno intentó por todas las vías salvar la opción de soterrar, pero la losa era demasiado grande, el boquete abierto en las arcas públicas era inasumible. En una situación así, no se puede plantear que es “el soterramiento o nada”. Porque entonces será nada, como lleva siendo para la zona este durante años y años de vender humo mientras se endeudaban.

La solución fácil habría sido limitarnos a dejar pasar la legislatura con un compromiso genérico en torno al soterramiento. Creemos que ha sido mucho más honesto poner las cartas sobre la mesa y buscar una solución, sabiendo que quizá no fuera popular.  Pero hay una deuda histórica con esos barrios y ahora en vez de vivir de promesas, por fin van a ver cambios, por fin se mejorará su conexión con el resto de la ciudad. En unos meses será realidad el paso de Rafael Cano, y creo sinceramente que cambiará la percepción de mucha gente. Acostumbrados como estamos a pasos angostos y oscuros, será un cambio radical encontrarnos con una prolongación de la plaza, con luz natural, con bancos y columpios. Ojalá, con el paso del tiempo, sirva como desagravio para lo que está teniendo que sufrir el barrio de Pilarica desde que ADIF decidió cerrar el paso a nivel. Pero creo que además servirá como referencia para el resto de la ciudad, para que podamos visualizar cómo empiezan a unirse ambos lados de la vía de una forma amable y agradable. Ello, unido al desvío de los convoyes de mercancías, aliviará mucho los dos problemas fundamentales de las personas que viven junto a las vías. La integración sí es un gran proyecto de ciudad y, sobre todo, es ya una realidad en marcha y no una mera promesa.

Otro caso muy similar es el de la famosa Ciudad de la Justicia. Es lo bueno que tiene esto de los grandes proyectos que tanto les gustan, que se les pone un nombre rimbombante y parece que está ya hecho, ¿verdad? Pero la realidad es que ni había presupuesto por parte del gobierno central, ni estaban puestos a disposición los terrenos, ni nada de nada. Ahora se ha vuelto a la idea inicial, la más sensata, que es mantener las sedes judiciales en el centro. Porque a ustedes les preocupan mucho los comerciantes porque cortamos el centro un día al tráfico por la contaminación, pero querían vaciar la zona por completo. Por supuesto que tampoco es algo que vayamos a ver concluido en este mandato, pero por fin se va a desatascar. Es muy probable un acuerdo con SAREB, ya está cerrado el acuerdo con la Seguridad Social y antes de que acabe el mandato los terrenos estarán a disposición del Ministerio de Justicia.

Por poner un cuarto y último ejemplo, la recuperación de la gestión pública del agua sí es, sin duda, un gran proyecto para la ciudad. Otra cosa es que a los partidos que velan más por el interés privado que por el público no les guste, pero por supuesto que cumplimos con lo prometido. Dentro de unos días se cumplirá primer año de gestión. Y la ciudadanía verá, como ya está comprobando, que la calidad del servicio en absoluto se resiente y sigue pagando lo mismo, o menos, quienes se han podido acoger a bonificaciones por renta. Y que por la eficiencia en la gestión se está generando un ahorro muy significativo en la contratación de diversos servicios, ahorro que ahora no va a parar a reparto de dividendos, sino a mejoras del servicio. Las inversiones avanzan para subsanar el déficit acumulado durante los últimos 20 años. El dinero que pagamos para costear el servicio público va íntegramente al servicio público, como se puede comprobar en la web de transparencia que ha puesto en marcha AquaVall. La cosa va bien, porque dentro de unos años Valladolid tendrá una red totalmente actualizada, y una entidad pública con unas cuentas más que saneadas para abordar cualquier necesidad y para revertir su beneficio en mejoras para la ciudad.

Para nuestro grupo, el refuerzo de los servicios públicos es uno de los ejes fundamentales y por eso, con todas las dificultades ya conocidas se está apostando por dotar de más medios a un servicio de limpieza que mantiene su certificación de calidad. Si de 2011 a 2015 hubo una inversión de 1,3 millones en vehículos de limpieza, en este mandato entre lo ya ejecutado y las nuevas inversiones financieramente sostenibles, se superarán los 3 millones, sin contar lo que pueda llegar en 2019. Un total de 24 nuevos vehículos. Igualmente, se han adquirido 2688 contenedores en este mandato, por valor de 1,1 millones, lo que supone la renovación del 24% de los contenedores de la ciudad en tres años. Se va a ampliar la jornada a 78 personas a tiempo parcial, lo que equivale a 20 nuevos puestos, a lo que hay que añadir los nuevos puestos de peón a través de la oferta de empleo público y las contrataciones temporales. En La Victoria se está desarrollando una campaña específica de limpieza y recogida de residuos que pronto se extenderá a toda la ciudad. Se ha incrementado el control de plagas con especial atención ahora a la paloma torcaz. Se ha celebrado un nuevo contrato de recogida de papel con mejora en la recogida y subrogación del personal. Se va a realizar una importantísima inversión para la mejora de la planta de lixiviados del CTR. En resumen, hay una clara apuesta por mantener y reforzar la calidad que nuestro servicio de limpieza siempre ha ofrecido.

No es que este gobierno no cumpla, señores de Cs y PP, es que lleva un rumbo muy distinto al que a ustedes les gustaría. Y, por supuesto, las grandes transformaciones apenas están comenzando, porque la mayor dificultad era coger el barco en alta mar, en medio de la tormenta, y girar el rumbo 180 grados. Esa era la tarea de este gobierno y se está cumpliendo con creces.

Como era de esperar, este debate está teniendo un perfil casi preelectoral. Las resoluciones que nos proponen Partido Popular y Ciudadanos no se corresponden en su mayoría con acciones concretas a abordar en los meses que restan a este mandato, sino que son más bien de cara a la galería, supongo que presentando ya algunas ideas para la campaña. Debo decir, no obstante, que el resultado es bastante decepcionante. En gran medida, son una carta a los reyes magos: nos inventamos el nombre de un “Plan de actuación” para no sé qué, o un “plan de dinamización” para no sé cuál, con ninguna concreción debajo, y se cubre expediente. Nos presentan el envoltorio, pero no hay ninguna concreción. Y cuando concretan, curiosamente, se trata de medidas de acompañamiento a la acción del gobierno. Cosas que ya saben que están en marcha o pendientes de concretar, para que dé la sensación de que han sido idea suya.

Por lo demás, el modelo que representan es el del tiempo pasado de León de la Riva. Es lógico por parte del PP reivindicar ese pasado, aunque quizá no sea lo más sugerente con sombras de dicho pasado paseando por los tribunales. Pero lo sorprendente es que sea también el proyecto de Ciudadanos. Proponen lo mismo de siempre, pero presentado de manera más digerible, como cuando tus padres cogían las verduras que no te querías comer y las ponía en puré: se tragaba un poco mejor, claro, pero seguían siendo acelgas. Esa es la novedad que aporta Ciudadanos a Valladolid.

Con respecto a la cuestión del soterramiento. Creo que se debe hablar con total libertad, pero con máxima prudencia. Y eso quiere decir tener la cautela de hablar con datos en la mano, sin jugar alegremente con las expectativas de la gente. Si ADIF o si el nuevo gobierno plantean que hay unas circunstancias diferentes y más favorables, por supuesto que contemplaremos la idea de recuperar el soterramiento. Siempre fue el plan inicial. Pero sería una irresponsabilidad alimentar esa idea cuando no hay ningún signo de que esas nuevas circunstancias existan. No se puede jugar ni con el dinero público ni con las esperanzas de la gente. Sin una alternativa muy sólida, que no dependa de vaivenes del mercado ni de cambios de gobierno, no podemos ahora detener el proyecto de integración, que va a suponer una mejora concreta y real para la gente, que tiene un compromiso sólido para su financiación y unos plazos.

Nuestra obligación, por tanto, es seguir adelante en lo que ya está en nuestra mano, que es mejorar la permeabilidad bajo la vía con pasos muy distintos a los que teníamos hasta ahora. Mucho mejor pájaro en mano que ciento volando, y este dilema no es nuevo para la ciudad. Si recuerdan, Javier León de la Riva se comprometió a que cuando llegara la alta velocidad lo haría soterrada. Pero llegó en superficie, y costó 70 millones de euros. Si se hubiera llegado a soterrar, esa inversión se habría perdido, como se perderá lo que se gaste en la integración ferroviaria si en un futuro se llega a soterrar. Pero quedarnos de brazos cruzados por si acaso el soterramiento no es una opción, los barrios del Este necesitan soluciones ya.

Y, por cierto, el problema de desequilibrio de los barrios no depende únicamente del ferrocarril. Ahí están los datos que aportaba la prensa en el que barrios de este lado de la vía también contaban con una renta media muy por debajo de la del centro o los barrios del sur de la ciudad. La cuestión es mucho más compleja. Por eso hemos planteado un programa de actuaciones durante varios mandatos en la zona este, para revitalizarla y generar espacios de centralidad. Nuevos parques, urbanos y forestales, la urbanización de la Avenida de Segovia, ya en marcha, el parque agroalimentario, el aprovechamiento de cuarteles militares, etc. Todo ello es un trabajo a medio y largo plazo, y es una guía interesante para la actuación urbanística del futuro de Valladolid.

Y finalizo: el año que viene será año electoral y será momento de plantear programas y propuestas. Y, casi con total seguridad, no habrá mayorías y será necesario recoger el mandato ciudadano y entenderse, como hemos hecho en estos tres años, yo creo que con buen resultado. Pero hay un peligro a conjurar, que es el de la autocomplacencia. Ha sido relativamente sencillo ponerse de acuerdo para revertir los aspectos más nocivos del modelo anterior, pero, como decía al principio, eso solo deben ser las bases de un proyecto de transformación de mucho más calado.

No podemos conformarnos con compararnos con un pasado que cada día quedará más lejos. Toca poner la mirada fundamentalmente en el futuro y en los grandes retos, toca un programa mucho más ambicioso en lo social, en lo cultural, en lo medioambiental, y toca hacerlo de la mano de la ciudadanía y el tejido social. Por nuestra parte, vamos a tratar de unir fuerzas con toda persona o colectivo de nuestra ciudad que quiera arrimar el hombro para ese cambio y vamos a dar el empujón definitivo para que ese nuevo modelo de ciudad que hemos comenzado a diseñar en estos años arraigue con fuerza en Valladolid.

María Sánchez

Portavoz Valladolid Toma la Palabra