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Valladolid Toma la Palabra actuará en 10 plazas mayores de la ciudad para dotarlas de más vida y actividad cultura

  • Esta propuesta se acompasará con el Plan de Obras en todos los barrios a través de diferentes concejalías

Valladolid Toma la Palabra incluye en su programa la actuación sobre 10 plazas mayores de la ciudad para dotarlas de más vida y actividad cultural, promoviendo una mayor descentralización de los proyectos culturales y sociales impulsados por el Ayuntamiento. Concretamente se enuncia, en el apartado 3.3.1 (“Más espacios para la participación”, lo siguiente: “Habilitación del espacio público para la participación ciudadana: se crearán en varias plazas de la ciudad, con dotaciones espaciales, a modo de anfiteatros que faciliten el encuentro e intercambio ciudadano, así como programas que doten de vida comunitaria a estos espacios. Se tratará, de esta manera, de crear una constelación de «ágoras», de plazas vivas y abiertas que promuevan la interacción social y la construcción colaborativa de nuevas realidades”.

En Valladolid se cuenta con 116 plazas, de distinto tamaño, configuración y función. La propuesta que se hace ahora consiste en determinar las 10 más adecuadas y estratégicamente situadas para promover en cada una de ellas funciones centrales del distrito en que se localizan. Porque la ciudad se puede dividir en 10 ámbitos que tengan lógica territorial y estén poblados por 20-40.000 habitantes; de manera que cada uno de ellos pudiera verse, a efectos de organizar actividades y distribuir recursos, como una ciudad de tamaño medio. Sobre esas diez plazas se propone actuar tanto en la urbanización como (a medio plazo) en otras características y usos del perímetro, así como en la ordenación del entorno próximo, para que se vayan conformando poco a poco como verdaderas “plazas mayores” de cada uno de los ámbitos citados. Porque desde VTLP se quiere contribuir a dar forma a un modelo de ciudad que se estructura en torno a las plazas. Con plazas bien distribuidas para encuentros y acontecimientos culturales o de otro tipo.

De forma que se considerarían dos grandes tipos de plazas, a efectos de intervención. Por un lado, las diez plazas mayores o principales indicadas. Por otro, el resto de las plazas, que se continuarán acondicionando en función de sus características (como ejemplos pueden recordarse las recientes intervenciones en la plaza de Luis Braille –ampliando su espacio peatonal y evitando que se dedique solo al tráfico-, o Marcos Fernández –en planeamiento, completando el proyecto original-). Las principales serían las que siguen:

  • Zona 1: Meandros de Medinilla, España, San Pedro y Rondilla. Plaza: Alberto Fernández.
  • Zona 2: Prados de la Magdalena, Belén y Pilarica. Plaza: Rafael Cano.
  • Zona 3: Pajarillos, Flores y Buenos Aires. Plaza: Biólogo.
  • Zona 4: Delicias y otras nuevas zonas de delicias. Plaza: Carmen.
  • Zona 5: Paseo de Zorrilla. Plaza: Juan de Austria.
  • Zona 6: De la Rubia a los Pinares. Plaza: Camilo José Cela.
  • Zona 7: Parquesol y Vista Verde. Plaza: Marcos Fernández.
  • Zona 8: Huerta del Rey y Cuesta Hermosa. Plaza: Cúpula.
  • Zona 9: El Abanico de la Victoria. Plaza: Solidaridad.
  • Zona 10: El Centro entre las Esguevas. Plaza: Mayor.

En las plazas “mayores” o principales se potenciará esa función aglutinadora, estudiando el mejor tratamiento de cada una para impulsar la reunión, el encuentro. Mientras la calle es principalmente un lugar de tránsito, que captura la vida pública en pausas momentáneas, la plaza pública es un destino, un escenario construido a propósito para el ritual y la interacción. Tiene que conseguirse suficiente tamaño para la reunión, y un innegable carácter civil, expresión de la convivencia. Limpias de artefactos en el espacio central, proporcionadas, dispuestas para acoger grandes encuentros ciudadanos. Que puedan acoger espectáculos. Y que también contribuyan a dar forma a la identidad de cada ámbito. Hay que conseguir que se configuren como lugares abiertos a todo el mundo, y que cada uno los considere un lugar propio. El suelo de la plaza ha de ser como el vacío del cántaro. Limpio, que no se ocupe sino por la gente que llega. Nada en el centro, para que pueda llegar todo. Por supuesto, deberá estar bien conectada esta plaza a la red viaria principal. Y al vincularse a esa red de movilidad urbana se consolidarían como lugares de bienvenida y acogida.

Convendría que los usos del perímetro refuercen el carácter público (con algunos usos dotacionales, por ejemplo) y central (que atraigan gente). El propio carácter eminentemente civil, debería llevar a la sencillez de la composición, la discreción en los detalles, con líneas de arbolado que refuercen el espacio interior y tamicen la luz y el sol. Y con prudencia en la simbología. Las condiciones estéticas o las buenas proporciones eran determinantes, según Alberti, para decidir las dimensiones de la plaza. Resulta óptima cuando la altura de la edificación principal está entre 1/3 y 1/6 de la profundidad del espacio delantero; o también cuando se cumple la relación 2:1 entre el largo y el ancho de la plaza. Y han de tener, siempre que sea posible, una buena geometría. La riqueza de plantas (árboles, arbustos, flores de temporada, etc.) llama sin duda la atención de los usuarios de las plazas; lo mismo que un diseño que favorezca el soleamiento y busque la mejor orientación, que disponga zonas sombreadas, que cuide los materiales para evitar brillos molestos; una orla de plátanos, un perímetro de soportales.

Con frecuencia se vincula la identidad de una ciudad con su plaza principal. Y en Valladolid sería una buena ocasión para hacerlo. Pues la plaza mayor de Valladolid (de 80-86 x 124-126 m²), es la primera y más grande plaza mayor regular que aparece en España, un espacio reordenado después del incendio de 1561 conforme a nuevas pautas compositivas (traza y “monteas” uniformes, proporciones) y técnicas (materiales, cortafuegos). Controlar su ocupación (tanto en tiempo como en espacio) parece necesario.