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Entrevista a Manuel Saravia: «Las viviendas de alquiler social es algo que había que hacer y lo estamos haciendo, aunque no sea muy vistoso»

El edil de Urbanismo del Ayuntamiento, Manuel Saravia, dice que Medio Ambiente y Patrimonio de la Junta son los dos huesos que no hay manera de que nunca se den por satisfechos y retrasan proyectos como la revisión del PGOU y el Campus de la Justicia
Artículo de M. Rodríguez publicado por El Día de Valladolid el viernes 8 de febrero de 2019

Los expedientes pendientes se acumulan en la mesa del concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, que apunta a que la burocracia y las trabas de otras administraciones están ocasionando retrasos en proyectos vitales para la capital, incluidos el nuevo Campus de la Justicia o la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).
La revisión del PGOU se ha demorado más de lo previsto. ¿Se les ha atragantado esta revisión?
No se ha atragantado. Planes generales conozco muchísimos, he trabajado en bastantes y esto es así. Madrid y Barcelona, las dos ciudades más grandes tienen planes más antiguos. En Madrid el que estructura la ciudad es del 85, modificado en el 97, pero eso no ha impedido hacer la ‘Operación Chamartín’, que no estaba prevista. En Barcelona es todavía más antiguo, creo que del 76 o el 77, y le van haciendo ajustes, que permitieron hacer la Villa Olímpica. No hay que mitificar el PGOU. Es un marco de referencia, que muchas veces en lugar de ayudar a que tenga un marco actualizado, que ayude a pensar la ciudad en conjunto, pues hay algunas instituciones que plantean unas exigencias crecientes, es espiral y que no acaban nunca.
¿A qué se refiere?
Siempre vienen de Medio Ambiente y Patrimonio. Son los dos huesos que no hay manera de que nunca se den por satisfechos. Han planteado muchísimas cosas que creo que no son necesarias para nada, como hacer un listado de los escudos. ¡Por favor!  Pues ha habido que hacerlo y eso lleva tiempo. Ha habido un montón de reuniones y estamos a la espera de que vengan con el dictamen final, con todo el plazo que le quieran dar, y que estoy seguro de que van a poner pegas. Y así no acabamos nunca.
¿Por qué sucede esto?
El PGOU no es un proyecto de la ciudad para los próximos 20 años, hecho al detalle. Y muchísimas alegaciones se refieren a eso. Por ejemplo, el soterramiento famoso en el PGOU de 2004, el vigente, ni se contemplaba. Y lo que hizo el Plan Rogers fue una modificación. Lo que vamos a hacer ahora es concluir el documento por nuestra cuenta, con lo que se ha trabajado y luego a esperar que la Junta lo tramite lo antes posible.
¿Eso implica que no se pueda aprobar antes de mayo?
Depende de los informes de la Junta. Si son constructivos, lo entregaríamos rápido y podría aprobarse antes de mayo. Si empiezan otra vez a plantear cosas pues nos quedaremos con un documento donde lo único que podremos hacer es, según cuando vengan los informes, incluir la aprobación del documento provisional para enviarlo a la Junta.
¿Qué objeciones les pueden poner de Patrimonio?
De todo tipo. Ha habido un montón de cosas, delimitaciones que no tienen ellos y que las hemos tenido que hacer nosotros cuando les corresponde a ellos. Hemos tenido discusiones que me parece que no son de recibo. Creo que es posible que tengamos un problema, y no es un problema legítimo.
¿Es el mismo problema que hay con el Campus de la Justicia?
No porque uno tiene una envergadura y dimensión diferente del otro. El diseño del Campus es complejo porque está pensado para que se puedan obtener las parcelas del Salvador dentro de una operación que, además, sirva para la regeneración de Las Viudas. Es una operación pensada con racionalidad urbanística, social y medioambiental. El procedimiento que elegimos fue la modificación del PGOU y del PECH, seguidos de la elaboración de un PERI, que es el que habilita las parcelas. Los PERIs los tramita el Ayuntamiento y la modificación del PGOU y del PECH va a la Junta. En la primera modificación del PGOU hubo muchos problemas con las plazas de aparcamiento, que es una cosa absolutamente menor porque no se pueden plantear las cosas pensando en la movilidad en vehículo rodado, y menos cuando está en el centro  y por allí pasan todas las líneas de buses. Eso es una manera de verlo de los años 70.
También hubo problema con Patrimonio. Todo dilató la aprobación de la modificación. Y cuando se aprobó, se metió una cuña que decía excepto la delimitación del área de regeneración. Al poner eso, lo que hace la Junta es que cuando se vaya a hacer el PERI tenía que volver a ellos. Todo depende de ellos y no del Ayuntamiento. Si a eso le unimos que a cada informe que tienen que hacer, no es que agoten los plazos sino que lo estiran lo más que pueden, pues en este caso en concreto un documento entregado en septiembre lo han informado hace dos días. Así no podemos avanzar.
¿Con ese informe ya se va a la aprobación y se obtendría el suelo?
Era el avance. Luego va la aprobación inicial, la exposición pública un mes y aprobarlo. Si fuera decisión del Ayuntamiento sería la aprobación definitiva ya. Por eso decía que están a la chita callando. Aquí nadie dice nada pero no hay manera de que avance. Y recuerdo otros casos ya con obras, como los informes arqueológicos en el parking de la Plaza Mayor donde todo eran problemas. No veo ninguna disposición, ni voluntad. Y eso que todo el mundo decía que era un proyecto buenísimo. El único que decía que no lo veía era yo, que dije desde el principio que no me parecía que fuera prioritario. Pero aquí todo el que puede pone problemas. Ahora nos dicen que si la Cofradía de Jesús Nazareno no puede hacer el besapié. ¡Pues claro! Es el 2 de marzo, y ya se sabía que estaba dentro del periodo de obras. Deberán entrar por otra puerta o se lleva, como creo que harán, a la iglesia de Santiago. Y con el Campus pasa lo mismo. Todo el mundo lo ve muy bien, pero todo son pegas.
¿Ya ve mejor el proyecto de la Plaza Mayor? ¿Merece la pena este lío por el cambio de las rampas de acceso?
Es un proyecto que se ha asumido en el equipo de Gobierno. En Movilidad lo ven bien y no me voy a oponer. No veía tanto problema en que estuviesen donde estaban. Lo he dicho siempre, pero nada más. Es un proyecto que no está mal y ya está.
¿Y si la operación del Salvador era tan buena porque se intentó la operación de la Electra, que les dejó en evidencia pública?
En esa operación no se metió la pata. Estoy muy contento con lo que hicimos. Se anunció algo en lo que estábamos. Y me pareció bien para disipar cualquier duda de cualquier cosa rara. Recuerdo que hablaron de Marbella, de un pelotazo impresionante. ¡Pues vaya pelotazo, que pudiendo hacerlo no lo hicieron!  Decían que no había concurrencia, pues lo anunciamos y el que quiso pudo interesarse. Y vinieron bastantes interesados por la operación. Estuvo muy cerca de salir.
¿Por qué no salió?
Sería del género bobo que un empresario tuviera la oportunidad de hacer una operación y que dijese que porque lo han dicho en la prensa se retira. ¿Qué incidencia iba a tener que se hubiera conocido? Eso no cambiaba las condiciones. ¿Qué sucedió? Cuando faltaba poco para cerrarlo, todas las propiedades inmobiliarias del propietario del suelo pasaron a un fondo de inversión, que pretendía otras condiciones.
¿Con los dueños del Salvador hay alguna de opción de acuerdo?
No. En esta propuesta con la Electra entraban porque todos salían satisfechos de la operación. Pero fuera de eso, lo que hay ahora es el procedimiento de obtención de los suelos, donde el precio está tasado y les daremos ese valor.
Otra negociación fallida es la de la compensación por el exceso de viviendas en la parcela de Ebro-Santa Victoria, frente a Vallsur.
Ahí estamos en lo mismo. Es muy complicado. Tenía confianza en que saliese, pero al final, en una reunión en la que todas las partes ya aparecieron y parecía que se podía llegar a un acuerdo, no pudo ser. Establecimos una horquilla de entre cinco y 20 millones de compensación, pero lo que ofrecían era inasumible. Y por eso vamos a los tribunales.
Después de este repaso ¿merece la pena ser concejal de Urbanismo? ¿Se asemeja a lo que pensaba?
En parte sí, en parte no. Yo ya había trabajado en la administración hace muchos años. En los 80 era mucho más fácil, pero también en el 2000. Nos hemos encontrado con muchas más dificultades de gestión y de tramitación que el equipo de Gobierno anterior. Un ejemplo es que para actuar en el 29 de octubre había que hacer una encomienda de gestión. La nuestra era para rehabilitar con un presupuesto de unos 12 millones frente a la anterior, con 90 millones, para demoler 550 viviendas, expropiarlo todo y construir nuevos edificios y solo necesitaron medio folio de encomienda de gestión. Los trámites se han puesto dificilísimos.
¿La Junta es exquisitamente estricta con el Ayuntamiento de Valladolid?
No, no. Son tres cosas. Una es que quien antes miraba para otro lado ahora no mira, en la Junta y en todas partes. Antes no pasaba nada porque formaba parte del juego de vamos a intentar hacer las cosas y facilitar que salgan adelante, algo que ahora no se da. En segundo lugar, ha habido algunas normas estatales terribles, como la tasa de reposición y el techo de gasto. Aquí hay algunos despachos con cuatro puestos de trabajo ocupados y actualmente solo hay ocupado uno de ellos. Y luego aunque tengamos dinero en el banco no lo podemos gastar. Es una pescadilla que se muerde la cola.
¿Pero con la tasa de reposición y el techo de gasto yo tuvo que lidiar el anterior equipo de Gobierno?
Solo al final del mandato, que es cuando su balance fue cero.
En este sentido, la ejecución del presupuesto de 2018 es la más baja de la década, incluida su Concejalía.
Sí. Se puede hacer una cosa que es proponer menos inversión. En los dos últimos años hemos recogido bastante inversiones que incluso no correspondían, y las hemos vinculado a la venta de suelo porque el patrimonio municipal de suelo no computa en el techo de gasto. Eso nos ha creado más carga de trabajo y más problemas. Por otro lado, hay que recordar cuántas inversiones financieramente sostenibles se ejecutaron con el anterior equipo de Gobierno: una o ninguna. Eso sí que es de juzgado de guardia porque se tienen que aprobar por Madrid, que lo hacen en mayo o junio, y luego aprobarlo en el Ayuntamiento y tenerlo hecho antes de final de año.
Este año las ha presentado junto con el Presupuesto Municipal, pero siguen sin estar aprobadas. ¿Por qué esta puesta en escena?
A mí me parece bien, pasa como con los plazos. Se puede decir vamos a intentar tenerlo en tres meses y luego son nueve. Pues yo digo que son tres y ya está porque me gusta intentar tenerlo cuanto antes. No me parece tan grave. Cuando una cosa se retrasa y tiene una incidencia tremenda pues es un desastre. Pero cuando se retrasa y en lugar de tener una calle arreglada en tres meses la tienes más tarde pues no es para que nos volvamos locos. El plazo de la obra de la Plaza Mayor es importante cumplirlo porque es importante que entre la Semana Santa, pero lo otro no. Y lo mismo digo con la presentación de las IFS, que son las previstas. Y muchas veces no se pueden hacer porque hay muchos trámites que llevan tiempo. Y hay otras cosas que son muy sencillas, como la adquisición de viviendas, que es un trabajo inmenso.
Con retraso van las obras de la plaza de Rafael Cano, que dan una idea clara de cómo serán los pasos del proyecto de integración. ¿Servirá para convencer a los escépticos?
No, no va a convencer a muchos porque tienen tomada la decisión de antemano. Cuando se propuso el soterramiento se gastó una cantidad inmensa de dinero para convencer a los vecinos de la importancia del proyecto. Eso no lo había visto nunca. Aquí se hizo vinculando la mejora económica y social de la ciudad a un túnel. En Europa, que tienen mucho más presupuesto, tienen trenes por todas las partes y no soterran. No digo que esté mal, y yo lo he intentado porque era el compromiso que teníamos hasta que saltó por los aires. Eso se ha metido en la cabeza y se sigue repitiendo que si no se soterra la mejora no va a llegar. Es curioso porque los barrios que tienen menos renta son los del norte: Rondilla y Barrio España, según el INE. Entonces, a lo mejor lo que hay que soterrar es la Rondilla de Santa Teresa para que llegue el maná.
¿Qué hay que hacer entonces?
Para revitalizar una zona hay que actuar en ella con equipos dotacionales, medidas laborales,…
¿Su proyecto de integración se la juega con este túnel?
Creo que se verá que la imagen de lo que puede ser, sí. Se verá algo porque hay partes que se relacionan con el tratamiento con los bordes, que se abordará más adelante.
¿Es optimista, entonces?
De entrada, llamar túnel a este paso no tiene un pase. Un túnel que es más ancho que largo no se puede llamar túnel.
¿Las viviendas de alquiler social son su máximo orgullo?
Sí. No exactamente orgullo. Es algo que hay que hacer y lo estamos haciendo, pero la verdad es que es muy, muy, muy poco vistoso porque son pisos que están por ahí distribuidos y no se ven. Hay una rentabilidad social de la operación pero de cara a poder cambiar el aspecto de una zona pues eso no se ve. Lo mismo sucede en el 29 de octubre, que es una operación complicadísima.
¿Por qué no ha promovido vivienda social?
Me parece que es más interesante comprar viviendas que no hacer bloques exclusivos y apartados de vivienda social. La inversión comprándolas hechas viene bien mueve el mercado.
La que sí que es vistosa es la operación de compra del convento de Santa Catalina.
Es una parcela muy buena para hacer cosas y la tenemos a un precio muy bueno. Es una operación buena para la ciudad y está en el eje que queremos revitalizar desde Cadenas de San Gregorio, plaza de San Pablo y San Quirce. Me parece que es fundamental dedicarla a usos culturales, aunque todavía está abierto el tema. De momento, ahí se enclavará la Fundación Delibes y parte se destinará a la ampliación del Archivo Municipal. Además, yo sigo con la idea del Palacio Real.