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Por una ciudad un poco más segura en materia de seguridad vial

  • Nuestro concejal de Urbanismo, Infraestructura y Vivienda, Manuel Saravia, ha remitido al resto de grupos municipales del Ayuntamiento un informe de obras ejecutadas para seguridad vial

Es evidente que la situación se puede tildar de anómala, particular cuanto menos. Los recientes atropellos que se han dado en la ciudad de Valladolid desde hace unas semanas hacen que el Ayuntamiento de Valladolid deba tomar cartas en el asunto, con la implicación de todas las concejalías que esto supone. Entre ellas, claro está, la de Urbanismo, a la postre encargada de que las obras que se realizan en vías y carreteras cumplan con los protocolos de seguridad al ejecutarse.

Es por ello que nuestro concejal, Manuel Saravia, ha remitido al resto de grupos municipales del Consistorio un informe de obras ejecutadas por el Servicio de Espacio Público e Infraestructuras. Una herramienta más a tener en cuenta para la reunión de Seguridad que tendrá lugar el próximo 31 de enero para poner sobre la mesa todos los factores relevantes para evitar este contratiempo.

¿Y qué explica exactamente este informe? Pues aclara que «la seguridad en el tránsito peatonal es uno de los factores considerados a la hora de diseñar y ejecutar las actuaciones», de manera que se exponen algunos ejemplos concretos realizados en los últimos meses para que estas obras, efectivamente, tengan la seguridad necesaria para el peatón. Estas son las obras expuestas:

  • Peatonalizaciones completas o parciales, ampliando los ámbitos restringidos al tránsito de vehículos y, por tanto, reduciendo casi al mínimo la posibilidad de accidentes de tráfico en ellos: calle de Francisco Zarandona y vías de servicio del Paseo de San Isidro.
  • Creación de itinerarios peatonales accesibles y separados donde no los había, viéndose los peatones obligados a rodear por itinerarios alternativos o a circular por la calzada de forma no segura: por ejemplo, la acera construida en la plaza del Colegio de Santa Cruz, en dirección hacia la calle de la Librería, vía de servicio en la avenida de Soria, urbanización del camino de Callejuelas…
  • Ensanche de las aceras existentes, facilitando el tránsito peatonal, reduciendo el riesgo de accidentes por aproximación de los vehículos y desincentivando la circulación de los peatones por espacios diferentes a la acera: unas de forma muy significativa como la acera de los impares de la calle de la Estación, la de los impares de la calle de Gondomar, el tramo final de los pares de la calle de la Merced o la adyacente de la plaza del Colegio de Santa Cruz y otras en la medida del espacio disponible en la vía, como las de las calles de la Violeta, del Tordo, de Sevilla, del Pingüino…
  • Ortogonalización de los pasos peatonales y acercamiento de los mismos al punto óptimo de cruce, tanto para acortar los itinerarios peatonales, desincentivando por tanto el cruce por otros puntos más peligrosos, como para mejorar la visibilidad y seguridad de los mismos. Estas actuaciones conllevan además la reducción de la longitud de los pasos tanto por hacerlos perpendiculares a la vía como por la construcción de plataformas abotonadas (llamadas de manera ordinaria «orejas») que reducen la anchura de la calzada al mínimo imprescindible para el paso de los vehículos: dos pasos de peatones en la calle de Gondomar, paso de peatones de la calle de la Merced a la plaza del Colegio de Santa Cruz, paso desde la calle de Alonso Pesquera a la plaza del Colegio de Santa Cruz o desplazamiento de paso de peatones en el paseo del Arco de Ladrillo, como intervenciones más destacadas, aunque son medidas que se toman en todas y cada una de las aceras reurbanizadas.
  • Separación de los cruces para bicicletas de los de peatones, ampliando la anchura total del paso y evitando que se mezclen y trencen los dos tránsitos, lo que mejora la seguridad de ambos: paseo del Cauce, tramo final del paseo de Zorrilla, calle del Pingüino.
  • Ampliación y configuración de medianas para que sirvan como descanso de los peatones en medio del cruce de vías muy anchas, mejorando en gran medida la seguridad del cruce: calles de Ciudad de la Habana, José Garrote Tebar, Hernando de Acuña, Colombia o el ya mencionado del paseo del Arco de Ladrillo.
  • Impermeabilización mediante vallas de contención peatonal de los puntos de cruce más conflictivos, en particular para evitar los cruces en diagonal en las intersecciones, siempre que la dimensión de la «oreja» o permite y no hay otros impedimentos significativos.